sábado, 18 de abril de 2009

TRASPLANTE OSEO



Describimos la metodología del Banco de Huesos y Tejidos blandos desde su extracción y su almacenamiento hasta su utilización.Desde el año 1986 con la creación del Banco de Huesos en la Clínica Universitaria de Navarra, se han utilizado más de 3.000 injertos para cirugías muy diversas. Los injertos óseos se pueden clasificar en corticales y esponjosos; los primeros se emplean principalmente en cirugía de salvamento en pacientes tumorales, en grandes reconstrucciones postraumáticas y en cirugía de reemplazo en el que los defectos óseos son masivos y requieren un soporte estructural. Los injertos esponjosos son los más utilizados por sus numerosas indicaciones, de especial utilidad en el relleno de cavidades que precisan una cantidad importante de injerto cuando el autoinjerto es insuficiente o como complemento; también son de especial ayuda en el tratamiento de las fracturas cuando existen pérdidas óseas y en el tratamiento de los retrasos de consolidación y seudoartrosis en zonas poco vascularizadas y atróficas. Se usan también en cirugía protésica ante la presencia de defectos de tipo cavitario.Los aloinjertos de tejidos blandos están especialmente reconocidos en lesiones ligamentosas múltiples que requieren reconstrucciones. Hoy en día, los más utilizados son los empleados en la cirugía del ligamento cruzado anterior aunque pueden ser utilizados para reemplazar cualquier defecto ligamentoso o tendinoso.Las principales dificultades de los aloinjertos corticales están en la consolidación de los extremos con el hueso propio y en cirugía tumoral, dado que son enfermos inmunodeprimidos por el tratamiento, la incidencia de infección se encuentra aumentada con respecto a los injertos esponjosos y de tejidos blandos que es irrelevante.En definitiva, el uso de aloinjertos cada vez más extendido es un arma terapéutica imprescindible en cirugía ortopédica y traumatología, que debe ser usada por manos expertas. Palabras clave. Aloinjerto. Banco de huesos. Donante. Reconstrucción.



M. San Julián, A. Valentí -->Dpto. de Ortopedia y Traumatología. Clínica Universitaria.

jueves, 16 de abril de 2009

Tratamiento quirúrgico del tumor renal con extensión venosa.




OBJETIVOS El carcinoma renal supone un 3% de los tumores malignos urológicos. Más infrecuente es la existencia de trombo tumoral dentro del sistema venoso y, si bien hasta hace poco se pensaba que su existencia ensombrecía el pronóstico de esta enfermedad, actualmente se acepta que en ausencia de enfermedad metastásica o ganglionar, la cirugía es el tratamiento de elección y potencialmente curativo para estos tumores. METODOS Entre junio de 2003 y noviembre de 2007 hemos intervenido un total de 8 pacientes con enfermedad renal y trombo venoso, de los cuales 2 eran T3c y seis T3b, cinco de ellos fueron intervenidos junto con el servicio de cirugía cardiaca de nuestro centro. Tres de ellos fueron intervenidos con circulación extracorpórea (CEC). La media de edad de los pacientes fue de 56 años.
RESULTADOS El trombo tumoral era grado I en un paciente, grado II en 4 pacientes, grado III en 1 paciente y grado IV en dos pacientes. Todos los pacientes con grado tumoral igual o mayor de III, así como dos grado II, fueron intervenidos conjuntamente con el servicio de cirugía cardiaca, realizando en los grado III y IV la intervención con circulación extracorpórea, hipotermia profunda con parada cardiorrespiratoria y perfusión cerebral anterógrada y retrógrada. Se realizó incisión media con o sin estereotomía media dependiendo del nivel del trombo. La complicación más frecuente acaecida peroperatoriamente fue la hemorragia. DISCUSIÓN: Es esencial conocer el nivel exacto de la extensión cefálica del trombo tumoral para diseñar una adecuada estrategia quirúrgica, para lo que nos podemos valer de la resonancia magnética (RM), de la tomografía computerizada (TC) y de la ecocardiografía. Así el abordaje quirúrgico, la colaboración multidisciplinar y el empleo de CEC dependerá de dicha extensión y de los factores concomitantes presentes en el enfermo. Una buena estrategia quirúrgica, así como una cirugía temprana pueden evitar el uso de filtros venosos de forma preoperatoria.
CONCLUSIONES La invasión de la pared venosa parece estar relacionada con una mayor incidencia de enfermedad ganglionar, pero estos pacientes son candidatos a la cirugía radical con intención curativa. El nivel del trombo, si bien puede dificultar la cirugía, no es un factor pronóstico per se, y si debe ser tenido en cuenta para la planificación quirúrgica. Tras la cirugía radical se alcanzan cifras de supervivencia superponibles a los tumores sin trombo venoso tumoral.
Autores: Joaquín Juan Escudero
Localización: Archivos españoles de urología, ISSN 0004-0614, Tomo 62, Nº. 1, 2009 , pags. 9-16